Una mujer viajó en el tiempo en 1929

Una habitación propia te hace viajar en el tiempo

Me gusta escuchar críticas sobre libros en YouTube mientras trabajo, hace un tiempo escuché una de este libro, pero más que el tema del libro, me llamó la atención quién fue quien lo escribió. Sin duda, Virginia Woolf es un océano de información, incluso tan sólo el libro del que escribo hoy, tiene muchas referencias de varios autores que aún no leo y ella influyó en mí el deseo de querer hacerlo; menciona a algunos otros que simplemente no buscaría, por lo que describe sobre ellos en «Una habitación propia».

Parece que Virginia Woolf viajaba en el tiempo, viajó al pasado, vivió crudamente el presente y sabía mucho del futuro. Adeline Virginia Stephen (Su nombre de soltera) nació en Londres en enero de 1882, su padre, sir Leslie Stephen fue hombre de letras, lo cual contribuyó a su educación y a pesar de no haber sido enviada a la universidad, como sus hermanos, recibía clases particulares igual que su hermana Vanessa y tenía a su disposición una amplia biblioteca. Es prescindible hablar de la vida de Virginia para poder saber un poco del porqué de este ensayo y de su ideología en general.

Su madre falleció cuando tenía 13 años y su padre cuando ella tenía 22, cuando eso sucedió, ella y su hermana Vanessa se mudaron a Bloomsbury, de ahí surgió el círculo de Bloomsbury, un conjunto de intelectuales británicos que destacaron literariamente a principio del sigo XX. Escribió principalmente novelas, cuentos, tres diferentes autobiografías y algunos ensayos entre los que se encuentra «Una habitación propia», es referencia y considerada una de las precursoras del movimiento feminista, «Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre» (RAE).

Digo que Virginia Woolf viajó constantemente en el tiempo, lo hizo por que fue inevitable al leer «Una habitación propia» no pensar en alguien de importancia en la actualidad y la cito: «Tenían, es cierto, dinero y poder, pero sólo a cambio de albergar en su seno un águila, un buitre que eternamente les mordía el hígado y les picoteaba los pulmones: el instinto de posesión, el frenesí de adquisición, que les empujaba a desear perpetuamente los campos y los bienes ajenos, a hacer fronteras y banderas, barcos de guerra y gases venenosos; a ofrecer su propia vida y la de sus hijos.»

Y quizá no sea el único que cae en esta descripción, pero después al seguir leyendo, Virginia Woolf viajo al pasado varios años y escribió «¿Se las puede educar o no? Napoleón pensaba que no… Mussolini las desprecia» y por medio del historiador Trevelyan describió cómo a la mujer se le encerraba bajo llave, le pegaban y la zarandeaban por la habitación, después viajó unos años más hacia 1929 y citó a Oscar Browning -Según menciona, él fue en algún tiempo una gran autoridad en Cambridge-, «La impresión que le quedaba en la mente tras corregir cualquier clase de exámenes era que, dejando de lado las notas que pudiera poner, la mujer más dotada era intelectualmente inferior al hombre menos dotado» Sin embargo, su libro denota una gran objetividad en varios sentidos, en este caso, menciona que a pesar de que Oscar Browning dijera eso, no se podía interpretar la opinión de los grandes hombres basándose en sólo lo que dicen, sino también en lo que hacen.

Y en resumen, la vuelvo a citar, «Eran legión los hombres que opinaban que, intelectualmente, no podía esperarse nada de las mujeres» y al leer estas citas me fue imposible no pensar en el presidente de una potencia mundial, casi 100 años más tarde, diciendo cosas como: «Las mujeres son, en esencia, objetos estéticamente agradables», «Si una mujer quiere ser periodista, debe ser sensual», «Las noticias malas sobre ti no importan mientras tengas una novia sexy», por mencionar algunas, entonces pensé, definitivamente Virginia también hizo un viaje al futuro.

Además de considerarse precursora del movimiento feminista, en » Una habitación propia» pude observar que estaba en pro de la homosexualidad por algunas de sus palabras, cosa que confirmé al investigar más sobre ella, y que se puede observar también en su libro «Orlando» y en varias de sus cartas que fueron publicadas, ideas que para su época eran demasiado vanguardistas y me llama mucho la atención cómo es que hace alusión a esto. Primero que nada, con el objeto de prepararse para conferencias dadas en la Sociedad Literaria de Newham y la Odtaa de Girton, inicia dando un recorrido en la biblioteca sobre textos que hablen sobre mujeres y se percata de que, eran muchos los libros que hablaban de la mujer y que todos habían sido escritos por hombres, también recalca que en muchos de ellos se destacaba la inferioridad mental, moral y física de las mujeres.

Ella empieza a pensar cuál es el motivo, primero de por qué la mujer casi no escribía y concluye que la mujer era pobre, muy pocas mujeres tenían la posibilidad de tener dinero, una generación anterior a la que vivió Virginia, las mujeres no tenían la posibilidad de tener dinero propio, ya que el dinero que heredaban se le otorgaba a sus maridos y no tenían medios para generarlo o eran actividades poco atractivas y mal pagadas, con ello concluye que para poder escribir, habría que tener dinero por varios motivos, entre los que menciona; el estudio, el conocimiento del mundo y un espacio para no ser interrumpida al escribir y con ello, analiza a Jane Austen, quién, por lo que se sabe, escribía en la sala común de su casa y a pesar de ello no denotaba interrupciones en sus novelas, sin embargo, también analizó a Charlotte Brontë, que para ella, sí reflejaba en sus textos la queja de la desigualdad y la falta de tiempo y espacio propio.

Jane Austen

Regresando a Jane Austen, realizó una comparación de «Orgullo y Prejuicio» mencionando, «Había, alrededor del año 1880, una mujer que escribía sin odio, sin amargura, sin temor, sin protestas, sin sermones. Así es como escribió Shakespeare, pensé mirando Antonio y Cleopatra», sin embargo, también mencionó que Jane Austen careció de ciertos «privilegios» y el otro punto con el cual inicia su ensayo, mencionando que, son las emociones lo que lleva a la mayoría de los hombres a escribir como lo hicieron sobre las mujeres y la cito, «Posiblemente, cuando el profesor insistía con demasiado énfasis sobre la inferioridad de las mujeres, no era la inferioridad de éstas lo que le preocupaba, sino su propia superioridad».

Y menciona que es precisamente por eso la superioridad de los grandes gobernantes, al pensar que al menos, la mitad de la especie humana es inferior a ellos y sigue analizando a los hombres y dice, «Porque si ellas se ponen a decir la verdad, la imagen del espejo se encoje» Virginia utiliza constantemente la metáfora de un espejo en que los hombres se ven superiores a sí mismos y menciona lo siguiente: «Durante todos estos siglos las mujeres han sido espejos dotados del mágico y delicioso poder de reflejar una silueta del hombre de tamaño doble del natural» y posteriormente «La imagen del espejo tiene una importancia suprema, porque carga la vitalidad, estimula el sistema nervioso».

Habló sobre Shakespeare y realizó una metáfora en la que él tuviera una hermana con exactamente las mismas características, habilidades y cualidades en su persona, y cuál hubiese sido su destino en el contexto en el que se encontraba. Habló de él también para hacer referencia a la mente andrógina, que para el personaje que habló durante todo el ensayo (Una habitación propia) era el ideal al escribir, (al iniciar el ensayo Virginia pidió que se imaginaran que no era ella la que hablaba, sino Mary Beton, Mary Seton, Mary Carmichael o cualquier otro nombre) pues este tipo de mentes son las que trascienden a través del tiempo. Pienso que denotaba admiración por Shakespeare al escribir continuamente de él. Si nos ponemos a pensar, el dramaturgo puede hacer suspirar a una mujer y puede exaltar a un hombre con la lucha y la tragedia.

A pesar de lo mencionado acerca de la mente andrógina, sobre que la mujer no debe escribir como mujer al referirse a las quejas o vivencias que pueden verse reflejadas en lo que escribe, para mí una de las frases de conclusión de su libro es: «Sólo se me ocurre decir, breve y prosaicamente, que es mucho más importante ser uno mismo que cualquier otra cosa».

Pienso que sin estas mujeres que escribían como mujeres, que Virginia Woolf, se podría decir, criticó en algún fragmento de su ensayo, no tendríamos diferentes colores de novelas, es por eso que concluyo en el tema de la literatura y en general del arte; no debe influir el sexo, si no la personalidad, la esencia, el contexto y la libertad de decir y crear como a cada individuo le parezca mejor.

En cuanto al ensayo en general puedo concluir y para eso la cito de nuevo, «… Dentro de cien años, pensé llegando a la puerta de mi casa, las mujeres dejarán de ser el sexo protegido». Lo cual pienso, es completamente cierto, es verdad que las cosas han cambiado, se que no en todos lados y no al mismo grado, incluso reconozco que Trump es una muestra de en qué grado ha cambiado la situación descrita por Virginia Woolf, pero sí puedo decir que hoy yo tengo la libertad de estudiar, de trabajar y escribir lo que pienso, al igual que muchas mujeres en nuestro país, ¿mi opinión? Me entristece cómo es que usamos y no usamos esta libertad en la actualidad, tenemos cada vez y poco a poco más fuerza para romper esas cadenas que muchas mujeres atrás de nosotros han empezado a empujar para hacer un cambio.

Y así es como concluyo que si como mujer tienes la libertad y la más mínima posibilidad de estudiar, crecer intelectualmente, profesionalmente, económicamente, ejercer tu derecho a voto, administrar tus finanzas, expresar tu opinión, lo hagas; no ejercer los derechos que se le fueron negados a no muy anteriores generaciones de nuestros tiempos, teniendo esa posibilidad, sería una desilusión. Y citando de nuevo a Virginia Woolf «¿Qué más os puedo decir que os incite a entregaros a la labor de vivir?».

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