Los chicos de la banda, una obra que evidencia el dolor de fondo al identificarte “Perri”.

Una fiesta de cumpleaños entre amigos gay, cargada de bromas con humor ácido, que te harán reír mucho. Es interrumpida cuando un heterosexual llega, así que “Los Chicos de la Banda” tienen que finjir, no ser gays. Después un juego venenoso sobre llamar por teléfono y confesar que amas a esa persona especial, destapa un drama entre todos los personajes.

Las culpas internas, sensación de rechazo social y represiones con las que han lidiado toda su vida, aparecen cómo ánimas de la noche para atormentar a los presentes.

Los chicos de la Banda, se sitúa en los 70 ‘s época en la que estaba vetado y castigado socialmente identificarse de forma diferente a lo convencional social y católicamente aceptado. 

Bien es cierto que actualmente se ha avanzado mucho en cuanto a visibilidad y ya hay un gran espacio para la aceptación social. Por lo que el tema que rescatamos aquí, es sobre la fuerte necesidad de sanar heridas internas. A nivel íntimo y personal, en cada una de las personas en general. Porque esto sucede en cualquier ambiente, independientemente de si eres comunidad LBGTTTIQ o no.

Sin embargo, el guión de Los Chicos de la Banda, se inclina y opta por realizar una exploración del torbellino emocional, que algunas personas del género LBGTTTIQ atraviesan en su vida. Al enfrentarse a una sociedad que los rechaza, pero sobre todo al enfrentarse con su propia aceptación. Hecho que empuja a algunos a ser devastadoramente “perri”.

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Horacio Villalobos, representa a “Michael”, un homosexual, perri, refinado, inteligente y treintañero. Quien nos divierte mucho con sus comentarios. Representa la forma en que algunos miembros de la comunidad se relacionan entre sí y con las demás personas.

Esta relación está cargada de agresiones pasivas, bromas venenosas, comentarios sardónicos y envidias. Conforme la trama se desenvuelve, el personaje se torna oscuro, enojado, confundido, sobre todo muy triste y ausente. Develando aquí la profunda herida, que lo incita a relacionarse sin armonía en sus relaciones.

Los Chicos de la Banda, es una oportunidad de reflexión para sanar la necesidad de estar a la defensiva. Lanzando continuamente hirientes comentarios a los demás, para sentirnos superiores o mejores, debido a nuestros vacíos y carencias emocionales. Pero sobre todo es una reflexión que nos invita a aceptarnos con amor.

Escrita por Mart Crowley, se estrenó en el circuito off-Broadway en 1968, justo antes de la histórica manifestación de Stonewall. Fué un impulsor para hablar sin miedo y abiertamente sobre el tema. Hoy en día, es una obra vigente, ya que ahora que se ha logrado visibilidad, es momento de hablar sobre el dolor y la sanación.

El elenco está conformado por Horacio Villalobos, Juan Ríos Cantú, Carlo Guerra, Alfonso Soto, Constantino Morán, Pedro Mira y Gutember Brito. Todos son muy naturales y auténticos, realmente nos transmiten que se conocen de años, generan química y pleitos con mucha sensibilidad artística. La escenografía es maravillosa, muy bien adaptada, con muchos detalles, que nos hacen sentir realmente en un Loft de New York.

La obra, dirigida por Pilar Boliver. se presenta en el Teatro Xola, uno de los teatros más cuidados y bellos de CDMX. Regresó en octubre, después de una larga ausencia por la pandemia, mostrando la resistencia del teatro, que ha sobrevivido.

No te la pierdas de Jueves a Domingo, puedes adquirir tus boletos en taquillas o en ticketmaster.

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